Siempre que actualizo alguna entrada a este blog, o al de Chicass10, o cada vez que introduzco un recurso nuevo, el último de ellos, un diccionario de Gallego, me pregunto qué razones pueden existir para que prohíban la utilización de un acceso a internet con estas finalidades. Si nos dejan entrar a las personas que coordinamos este tipo de proyectos, los aprueban y los aceptan ¿qué daño hacen a las personas que estando presas quieren educación, cultura y estudios?
Todas las Fundaciones sociales y educativas que conozco de Galicia y de España, llevan como seña de identidad la solidaridad y la contribución para llevar la cultura digital y de internet al mundo de la pobreza, pero no quieren saber que la población reclusa forma parte del mundo de la pobreza.
Es una reflexión en voz alta y una explicación de porqué sigo actualizando un blog para las mujeres del módulo 10 del centro penitenciario de Teixeiro, sabiendo que ellas allí dentro no podrán utilizarlo. Por ahora.
Es una reivindicación en paz, y la expresión de cómo las Fundaciones e instituciones penitenciarias -cada una a su manera- están contribuyendo a agrandar la brecha digital, curiosa paradoja: potentes máquinas de exclusión social.
Hace falta un diagnóstico, un análisis y ganas de poner en marcha proyectos de innovación para que la cárcel deje de ser un lastre social.
¿Transformaespaña?
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